- 16oct2013
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Gerontolescencia, ¿una nueva etapa de la vida?
- Por superadmin
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Alexandre Kalache: Estamos creando una nueva etapa de la vida que antes no existía; yo lo llamo gerontolescencia. El horror de envejecer es no saber cómo se enfrentará todo, porque las familias ya no pueden hacerse cargo de sus viejos. La sociedad no tiene respuestas para afrontar este nuevo escenario.
Por Nora Bär | LA NACION. Octubre de 2013
A Alexandre Kalache, presidente del Centro Internacional de la Longevidad, de Brasil, además de asesor de la Academia de Medicina de Nueva York, y cofundador y embajador de HelpAge International, le bastan dos oraciones para describir los enormes desafíos que hoy plantea la prolongación de la vida.
A los 67, el ex jefe del Programa de Envejecimiento y Ciclo Vital de la Organización Mundial de la Salud ilustra muy bien lo que pregona. Delgado, sonriente y entusiasta, es todo lo opuesto a la imagen enfermiza y desgastada que la sociedad tiene de ese grupo poblacional en crecimiento que denominamos «adultos mayores».
Graduado en medicina social y epidemiología oncológica en Gran Bretaña, Kalache lleva décadas estudiando los aspectos sociales del envejecimiento y está en una cruzada personal por agregarle vida a los años (y no años a la vida). Estuvo en Argentina para asistir en La Plata a un congreso sobre ciudades amigables con los mayores.
-¿Por qué dice que la longevidad es la gran revolución de este siglo?
-Es un proceso que impacta en todas las áreas de la sociedad y que todavía no sabemos cómo enfrentar. Nuestro ciclo de vida está basado en ideas del siglo XIX. Antes, la escolaridad era muy baja, a los doce años se empezaba a trabajar, hasta que uno se jubilaba y vivía dos o tres años más. Hoy es, en parte, bastante parecido: uno va a la escuela un poco más, empieza a trabajar y sigue hasta que un día, a las cinco de la tarde, se jubila. Y al otro día no sabe qué hacer. «Yo ayer era un médico -piensa- o un mecánico; ahora soy un jubilado.» Pierde su identidad. Pero la diferencia es que en lugar de durar dos o tres años, ahora la jubilación dura treinta. ¿Qué va a hacer? ¿Ponerse a tejer? ¿Para quién? Hoy no hay tantos nietos ni bisnietos… La longevidad es una revolución. Algo que pasa en la sociedad que tiene impacto en todos los aspectos de nuestra vida.
-¿Es sostenible el «combo» de prolongar la vida y achicar la familia?
-Para eso tenemos que enfocar el problema teniendo en cuenta no sólo la vejez, sino todo el ciclo de vida. Nacemos totalmente dependientes y muy rápidamente llegamos al máximo de nuestras potencialidades. A los 25 estamos en la plenitud, pero pasados cuatro años ya no seremos tan rápidos ni tendremos tanta fuerza. Es natural. A los 85, no podemos tener la misma rapidez, la misma fuerza que teníamos cuarenta o cincuenta años antes, aunque los hombres creemos que sí… Pero mientras nos mantengamos por encima de la línea de discapacidad, estamos bien. Sin embargo, hay quienes no llegan a desarrollar todo su potencial, especialmente por determinantes sociales (los padres no tuvieron un buen nivel de educación, sufrieron desnutrición o malnutrición), y tendrán una capacidad disminuida. A lo largo de la vida adulta sufren estrés, tienen que viajar en un transporte público fatal, empiezan con hipertensión a los 25, no se pueden tratar adecuadamente, tienen complicaciones, no acceden a la medicina de punta y ¡pah! : tienen un ACV. Puede que sigan vivos 20 años después, pero por debajo de la línea de discapacidad.
-¿Se puede hacer algo para evitarlo?
-Hay que empezar aquí [al comienzo de la vida]. Los señores pediatras tienen que saber que están cuidando a los ancianos de mañana. Cada peso invertido al principio ahorra miles más tarde. Si hacemos lo imposible para que niños, adolescentes y adultos jóvenes lleguen a lo más alto de su potencial, promovemos la salud y hacemos prevención primaria, vamos a disminuir el ritmo de descenso de las capacidades.
-¿Es más difícil envejecer en la ciudad que en el campo?
-La urbanización y el envejecimiento son las dos características destacadas del Siglo XXI. En 2007, las Naciones Unidas dijeron que por primera vez en la historia hay más personas viviendo en entornos urbanos que rurales, sobre todo en los países menos desarrollados. En 2000, había en todo el mundo 600 millones de personas de más de 60 años, entre las cuales 400 millones vivían en los países menos desarrollados. En 2050, serán 2000 millones, y de ellos 1.700 millones residirán en los países menos desarrollados. Será sobre todo en los países del sur donde casi se cuadruplicará la cantidad de adultos mayores.
Ya hoy la mayoría de los argentinos y de los brasileños vivimos en ciudades. Nosotros hicimos un estudio en Copacabana, un barrio envejecido artificialmente porque se fueron los jóvenes que es un ejemplo de cómo será el Brasil del futuro: tiene una estructura demográfica similar a la de Japón. Organizamos grupos focales para que las personas nos dijeran cómo es envejecer en Copacabana. Y de inmediato hubo tres cosas que sobresalieron: cuál es el mejor amigo, los enemigos y la gran preocupación de los mayores.
-¿A quiénes consideran «amigos» los mayores en una ciudad como Rio?
-A los porteros. Esos señores no solamente ayudan en el aspecto físico. Si notan algún cambio, avisan a los hijos, por ejemplo. Una viejita nos dijo: «Yo todos los días rezo para que mi portero no se vaya antes que yo. Cuando perdí a mi marido, mis amigos empezaron «Tenés que ir al psicólogo». ¡Pero era todo un lío! Tenía que tomar el autobús en un horario que no me convenía, y cuando empezaba a decir algo personal, terminaba la sesión… Un día se me ocurrió: puedo hacerlo con mi portero. Simplemente bajo, decido a qué hora, cuánto tiempo durará la sesión, no pago nada y los consejos son mejores…» Ahora estamos entrenando a los porteros para que sean «porteros gerontológicos».
-¿Y los enemigos?
-Son los autobuses, que no esperan, que son muy altos… Decidimos formar un comité intersectorial que incluye desde fabricantes a empresarios, conductores, gobierno, antropólogos… Todos comprometidos con encontrar una solución a este problema de la movilidad de los mayores. Por último, la gran preocupación es la violencia, por eso pusimos un puesto de policía que está en la estación central del subterráneo de Copacabana con personas entrenadas para ayudar a personas mayores 24 horas por día, 7 días por semana. Son soluciones simples, pero que mejoran el entorno para el envejecimiento. Empezamos con este programa en 35 ciudades, desde Nueva Delhi, hasta Tokio, Moscú, Ciudad de México o La Plata… Hoy ya lo aplican 1400.
-Tradicionalmente, el cuidado de la familia recayó en la mujer. ¿Ahora que las mujeres trabajan a la par de los hombres, no habría que buscar otro acuerdo?
-La sociedad tiene que habilitar a las mujeres para aprender durante más tiempo, para que después de empezar a trabajar dispongan de un tiempo para cuidar de sus hijos, porque le interesa a la sociedad. Y después de haber tenido dos o tres hijos, tener la posibilidad de hacer un curso, aprender nuevas habilidades. Los hombres también tendrán que participar más de una cultura del cuidado. A los 45 años, todos deberíamos poder tener un año sabático,ir a Machu Picchu, a Nepal, a meditar, a reinventarnos. ¿Por qué? Ésa es la respuesta a la longevidad. Antes, cuando la vida terminaba a los sesenta, la opción que uno había hecho a los 15 duraba toda la vida. Hoy, a los 45 podés repensarla, porque tienes todavía la otra mitad de tu vida por delante.
–Además de en el estudio y el trabajo, ¿la longevidad también introduce cambios en la vida de pareja?
-Las mujeres siguen con la idea fija de casarse con varones mayores. Hay que cambiar. Si viven más tiempo, ¿por qué casarse con hombres que tienen cinco o seis años más? Eso conduce a una viudez de doce. Tendríamos que hacer una campaña para que las mujeres tengan maridos más jóvenes.
-En los países europeos, la fórmula de retrasar la jubilación no funcionó. ¿Usted qué propone?
–La jubilación debe ser gradual. Porque eso de condenar a las personas a que de un día a otro se retiren es un horror. Uno debería poder retirarse paulatinamente y a los 75 ir a hacer un doctorado, por ejemplo, ¿por qué no? Muchos lo están haciendo. Hay que tener el derecho de parar, pero no la obligación.
-Parece una utopía inalcanzable…
–La adolescencia es una construcción reciente, de la posguerra. Creamos una etapa de la vida que antes no existía. Ahora nos tocará crear otra, que sólo estará en los diccionarios dentro de 20 o 30 años. Yo la llamo «gerontolescencia». No soy un viejito como mi abuelo, soy un «gerontolescente», y estoy envejeciendo y gritando por mis derechos. Es más, hay cuatro países que están liderando este cambio: la Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. En ellos, nuestra generación no tuvo los derechos respetados por las dictaduras y no vamos a permitir que ahora nos pase lo mismo. Hay desafíos inmensos, pero la longevidad es una conquista que tenemos que defender.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1629017-alexandre-kalache-estamos-creando-una-nueva-etapa-de-la-vida-que-antes-no-existia-yo-lo-llam
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