- 26ene2015
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Imaginando el futuro: el mundo en 2064. Parte 1
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Isaac Asimov, el escritor de ciencia ficción, publicó hace medio siglo un ensayo sobre cómo creía que sería la vida en la Tierra en 2014. Casi la mitad de sus predicciones se han hecho realidad. Seis expertos en distintos campos emulan a Asimov e imaginan cómo viviremos dentro de 50 años
Por Teresa Guerrero
«Lo que está por venir es maravilloso». Tras visitar la Feria Mundial de Nueva York de 1964, el bioquímico y autor de ciencia ficción Isaac Asimov (Petrovichi, 1920-Nueva York, 1992) se mostraba entusiasmado ante los avances de la Humanidad que mostraba la exposición estadounidense, que ese año se celebraba bajo el lema «paz a través del entendimiento».
Como él mismo relató, disfrutó «enormemente» recorriendo los stands en los que se repasaban los progresos tecnológicos que habían ido sucediéndose hacia 1900, 1920, 1940 y 1960. «Sólo eché en falta que no hubiera escenas del futuro. ¿Cómo será la vida, por ejemplo, en 2014, dentro de 50 años? No lo sé, pero puedo imaginármelo». Así comenzaba Asimov un artículo en el que plasmó su visión sobre cómo sería el mundo medio siglo después y reflexionó sobre las consecuencias de los cambios que se producirían. Ese ensayo, publicado el 16 de agosto de 1964 en el periódico The New York Times, se ha convertido en un texto de referencia sobre el futuro.
Ya desde niño, Asimov era un soñador que imaginaba un mundo lleno de tecnología y robots, que posteriormente protagonizaron parte del medio millar de libros que publicó durante su prolífica carrera como escritor y divulgador científico.
Cuando tenía tres años, sus padres, judíos de origen ruso, se trasladaron a EEUU. El autor de Yo Robot, Fundación o Bóvedas de acero devoraba desde pequeño las revistas de ciencia ficción que su familia vendía en las tiendas de chucherías que regentaba en el barrio de Brooklyn. A los 19 años comenzó a publicar sus propios relatos de ciencia ficción, que alternó con sus estudios de bioquímica en la Universidad de Columbia. Después, intentó estudiar Medicina, pero su solicitud fue rechazada, de modo que continuó especializándose en química e interesándose por la divulgación científica.
Cuando en 1964 publicó su artículo en el New York Times, (titulado Visita a la Feria Mundial de 2014), habían transcurrido ya siete años desde el lanzamiento del Sputnik, el primer satélite artificial puesto en órbita; el hombre no había pisado aún la Luna, pero EEUU y la URSS dedicaban ingentes cantidades de dinero a sus programas espaciales; los cirujanos habían implantado ya con éxito los primeros marcapasos; la aviación civil era una realidad y los hogares estadounidenses contaban cada vez con más electrodomésticos y mayores comodidades gracias a los avances tecnológicos.
Pero incluso a pesar de todas esas pistas de progreso, 50 años después resulta sorprendente la capacidad de Asimov para adelantar algunos de los avances de los que disfrutamos hoy en día o que, previsiblemente, se harán realidad dentro de no mucho tiempo. Asimismo, vio claro que parte de la población mundial no tendría acceso a estos avances.
Pero el escritor también se equivocó en muchas de sus predicciones o se quedó corto en otras, como en su estimación de población mundial para 2014 (calculó que habría 6.500 millones de personas y ya vamos por 7.200 millones). Cuando escribió el artículo, en 1964, había unos 3.000 millones de personas en la Tierra.Haciendo balance del medio centenar de predicciones que aproximadamente incluyó en su artículo, podríamos decir que acertó de lleno en algo menos del 40%. Un 30 % no se ha cumplido y está muy lejos de hacerse realidad, mientras que en otro 30% acertó parcialmente o se aproximó, por ejemplo, cuando afirmó: «Los aparatos no tendrán cables, por supuesto, y estarán alimentados por baterías de radioisótopos de larga duración».Tampoco tenemos coches que levitan y se desplazan a varios centímetros del suelo, ni aceras móviles en las calles, como predijo.
Buena parte de los avances que adelantó están relacionados con la tecnología. Vaticinó que «las comunicaciones serán audiovisuales, de modo que podrás ver y oír a la persona a la que llamas por teléfono. La pantalla podrá usarse no sólo para ver a la persona a la que llamas, sino también para estudiar documentos, [ver] fotografías y leer pasajes de libros».
Los satélites que surcarían el espacio, añadió, harían posible llamar directamente a cualquier lugar de la Tierra, incluyendo las estaciones en la Antártida.
También acertó en que habría «ordenadores miniaturizados», aunque no precisó que podrían usarse como teléfonos y sólo dijo que «servirán como cerebros de robots». Visualizó, además, cómo serían los televisores del futuro: «Habrán sido sustituidos por pantallas en las paredes».
Asimov, sin embargo, tampoco fue capaz de predecir internet, como destaca en conversación telefónica Ramón López de Mantaras, director del Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial, quien considera, no obstante, que «50 años es un plazo exageradamente largo para hacer predicciones».
Al confort del hogar y a la forma de alimentarnos y preparar la comida dedicó también varios pasajes. «Habrá dispositivos que continuarán liberando a la Humanidad de trabajos tediosos», escribía Asimov, que imaginó que en las cocinas habría artilugios que preparían comida, calentarían agua y la convertirían en café; tostarían pan, freirían, preparían huevos, bacon, etc. «Los desayunos se encargarán la noche anterior para que estén listos a una hora concreta por la mañana. Almuerzos y cenas completas, con comida semipreparada, se almacenarán en los frigoríficos, listas para ser procesadas. Sospecho, no obstante, que incluso en 2014 será recomendable tener un pequeño espacio en la cocina donde se pueda cocinar manualmente, especialmente cuando se espera compañía». También dijo que las casas contarían con sistemas para regular el clima.
La exposición de Nueva York que dio origen a este escrito futurista estaba centrada en la carrera espacial, un campo al que dedicó varias reflexiones. Acertó en buena parte de sus predicciones sobre Marte y se equivocó con la Luna. «Sólo habrán sido enviadas a Marte naves espaciales no tripuladas, aunque una misión con astronautas estará siendo preparada en 2014», dijo el escritor, quien afirmó también que una feria internacional ese año mostraría ya «una maqueta elaborada de una colonia marciana».
Efectivamente, varias misiones espaciales han sido enviadas con éxito a Marte, un planeta que desde hace años está siendo explorado por vehículos robóticos (rovers), algunos muy sofisticados, como Curiosity. La NASA está preparando una misión tripulada, aunque ésta no se producirá antes de 2030. Por otro lado, hay un proyecto vinculado a un reality show llamado Mars One para establecer una colonia marciana con voluntarios, que viajarían al Planeta Rojo a mediados de los años 20 sin posibilidad de regresar a la Tierra. Sin embargo, expertos de agencias espaciales dudan de la viabilidad de ese proyecto ya que, además de su altísimo coste, todavía hay aspectos tecnológicos que resolver para sobrevivir en el Planeta Rojo.
Asimov pensaba que en 2014 tendríamos ya colonias humanas en la Luna, pero lo cierto es que desde 1972 ningún astronauta ha vuelto a visitar nuestro satélite. Además, EEUU canceló en 2010 su programa Constelación para regresar allí. En su lugar, decidió centrar sus esfuerzos en Marte. China planea ir a la Luna en unos años y algunas empresas barajan la posibilidad de extraer sus recursos.
Aunque no pudo estudiar medicina, como era su intención, no dudó en aventurarse en este campo: exageró al decir que la psiquiatría sería la especialidad médica más importante y que «la Humanidad sufriría gravemente la enfermedad del aburrimiento». Añadió que habría un uso creciente de dispositivos mecánicos para reemplazar los corazones que fallan y los riñones, que se repararían arterias, nervios, etc. Avances que reducirían la tasa de mortalidad e incrementarían la esperanza de vida en algunas partes del mundo hasta los 85 años.
De la misma forma que mostró su preocupación por las consecuencias del aumento de la población mundial, Asimov se interesó por la investigación de nuevas formas de energía y producción de alimentos que pudieran satisfacer las necesidades de tantos millones de personas. El incremento de la población obligaría, según él, a que la gente habitara zonas polares y desérticas. Pensó que habría casas bajo el mar que disfrutarían los amantes de los deportes naúticos y que favorecerían la explotación de los recursos que ofrece el océano, tanto alimentos como minerales. También consideraba que habría que poner en marcha métodos para controlar la natalidad.
Adelantó que habría grandes plantas de energía solar en zonas desérticas o semidesérticas, pero erró al prever que «habría una o dos plantas experimentales de fusión de energía [nuclear]». En la actualidad, hay en marcha un multimillonario proyecto internacional para el reactor de fusión nuclear ITER, que sigue en construcción en Francia. A principios de la década de los 20 se esperan los primeros resultados, pero no estará en funcionamiento hasta, probablemente, 2027.
Tampoco acertó al vaticinar que habría proyectos para establecer plantas de energía en el espacio, aunque esta idea está siendo considerada por alguna empresa aeroespacial estadounidense para el futuro.
Por lo que respecta a la alimentación, señaló que «la agricultura tradicional sobrevivirá con grandes dificultades y habrá granjas de microorganismos». Asimov intuyó ya que habría alimentos artificiales e imaginó «levaduras procesadas y productos a base de algas que estarán disponibles en varios sabores». Desde hace años se cultivan productos transgénicos y también hay algunos productos sintéticos. El año pasado, por ejemplo, se cocinó la primera hamburguesa de carne artificial, desarrollada por el científico holandés Mark Post. De momento se han producido sólo pequeñas muestras en el laboratorio. Su coste es altísimo y su consumo para el público aún no está autorizado. Podríamos decir que Asimov acertó al afirmar que estos productos serían caros en 2014 y que los ciudadanos se mostrarían reticentes a esas innovaciones.
Los robots que creó en su mente se hicieron populares gracias a las adaptaciones que el cine hizo de algunos de sus libros y, por supuesto, se planteó hasta qué punto se habrían perfeccionado en 2014: «Los robots existirán, aunque no serán ni comunes ni muy buenos», dijo.
«Isaac Asimov fue un gran visionario y autor de ciencia ficción, uno de los mejores. Sus ideas sobre los robots fueron fascinantes, y sus famosas tres leyes de la robótica han marcado una pauta», afirma José Luis Cordeiro, investigador de la Singularity University, en EEUU, que destaca también la labor de «otro gran visionario», Arthur C. Clarke, y sus tres leyes del futuro.
Aunque a veces se atribuye a Asimov la introducción de la palabra robótica en inglés, Ramón López de Mantaras recuerda que fue el escritor de ciencia ficción checo Karel Capek (1890-1938) el que introdujo el concepto moderno de robot, que procede de la palabra checa robota, que significa esclavo o trabajo: «De ahí viene el término robot, como un autómata que cumple órdenes, que actúa según un programa», dice Mantaras.
«En el mundo del año 2014 habrá pocos trabajos rutinarios que una máquina no pueda llevar a cabo mejor que un ser humano», dijo Asimov, quien adelantó que el manejo de los ordenadores sería muy importante en las escuelas.
Asimov murió en Nueva York en 1992, así que fue testigo de cómo algunas de sus predicciones iban tomando forma. Seguramente le hubiera encantado asistir a esa hipótetica exposición de 2014 y, quizás, repetir ahora ese juego para los próximos 50 años. ¿Cómo será el mundo en 2064? Se lo hemos preguntado a seis expertos en distintas áreas de la ciencia. Aunque todos admiten que es un ejercicio muy difícil, si no imposible, se han atrevido a emular a Asimov y a hacer algunas predicciones. (Continuará…)
Fuente: http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/11/5410b091268e3e2d1e8b456f.html
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