La cantidad de viajeros internacionales se ha duplicado en los últimos 15 años. Según estadísticas del Banco Mundial, la cifra llegó a más de mil millones de viajeros en el año 2013. La mejoría en las capacidades de viaje, además, han hecho frecuente que a eventos de diferente índole lleguen cantidades masivas de personas. Así que destinos como las peregrinaciones a La Meca o el Carnaval de Brasil, entre otras citas artísticas, religiosas o políticas a gran escala, han sustituido a los grandes contingentes de guerra de otros tiempos.

Por Julio Castro Méndez | 9 de Junio, 2014

 

 
La lista de grandes concentraciones de personas es variada. Las hay del tipo de la concentración para el baño en Mauni Amavasya, en India, que en febrero de 2013 concentró aproximadamente 30 millones de personas. O la pasada celebración del año nuevo en Río de Janeiro, con dos millones de personas. O la celebración en Boston de la victoria de los Medias Rojas, que en 2004 sumó cerca de tres millones de personas. Con cierta frecuencia, de un tiempo para acá, vemos concentraciones que pasan del millón de personas en cualquier continente.
 
Para entender la posibilidad de propagación de enfermedades desencadenadas por estas concentraciones, es necesario entender el concepto de “memoria inmunológica”. Cuando un ciudadano sueco viaja a Brasil, por ejemplo, no sólo lleva consigo su equipaje: también porta una serie de características inmunes que están modeladas por los agentes infecciosos a los cuales esta persona ha estado expuesta en su entorno. Pero también es importante saber que hay enfermedades a las cuales nunca ha estado expuesto, así que es imposible que tenga memoria inmunológica contra ellas.
 
Es fácil comprender que este ciudadano nunca haya estado expuesto al virus del dengue, por el clima de donde proviene, o a la tuberculosis, cuya posibilidad de contacto con el bacilo de la tuberculosis es de 10 a 15 veces mayor en América que en los países nórdicos. Por estas razones, estos eventos pueden llegar a ser los desencadenantes del contacto con enfermedades con las cuales no está familiarizado el sistema inmune de los viajeros, aumentado la posibilidad de contraerlas y, además, de transportarlas consigo cuando vaya de regreso a casa.
 

Un ejemplo: en 2013, la peregrinación a La Meca fue el evento que permitió internacionalizar un virus que estaba confinado a los países árabes: el Middle East Coronavirus MERS-CoV. Hoy está identificado Estados Unidos, Gran Bretaña, Filipinas e Indonesia.

 
El comité organizador de los juegos FIFA 2014 estima que se movilizaran a Brasil alrededor de 3,7 millones de personas entre junio y julio del 2014, de los cuales 2,5 millones son turistas brasileros y 1 millón son turistas extranjeros. La lista de enfermedades relativamente comunes en Brasil con las cuales la memoria inmunológica de los visitantes puede no estar familiarizada son: dengue, malaria, fiebre amarilla, esquistosomiasis, leishmaniasis, influenza estacional, sarampión, fiebre tifoidea, giardiasis, larva migrans y hepatitis A, además del HIV y otras infecciones de transmisión sexual. Estas últimas requieren especial atención: un viajero que provenga de un país desarrollado y tenga actividad sexual no protegida en Brasil puede ser factor de diseminación de cepas resistentes de virus del VIH, lo mismo que agentes infecciosos como clamidia, gonorrea o sífilis.
 

Estudios recientes han demostrado que en países europeos la enfermedades más frecuentes al regreso del viaje de Brasil son diarrea, dengue, malaria y larva migrans. En buena ley, el riesgo no es sólo para aquellos turistas que visiten Brasil: también los corre el país anfitrión por la posibilidad de adquirir agentes vivos provenientes de otras latitudes y poco conocidos en Brasil, como el virus Chikunguya, cólera, legionella, cepas resistentes de Influenza H1N1 o influenza estacional. Tal fue el caso de cólera reintroducido en las Américas  vía Perú, en 1991, relacionado con barcos asiáticos. O en el 2010 en Haití, relacionado con contingente de cascos azules de la ONU que acudieron a labores humanitarias posteriores al terremoto, provenientes de Nepal.

 
La masificación de los viajes puede tener implicaciones negativas para la salud de los países y sus ciudadanos. Ante esto, los sistema de vigilancia epidemiológica hacen esfuerzos para minimizar los riesgos. Los viajeros deben consultar a sus médicos para saber cuáles vacunas deben tener el día antes de viajar y cuáles precauciones deben tener antes del viaje. Enfermarse en un país extraño y con una enfermedad extraña para el viajero es una condición que debe evitarse. También es importante comunicar a su médico en caso de tener síntomas durante el itinerario y recordar el tipo de actividades realizadas durante el viaje: ahí puede estar la clave del diagnóstico cuando enfrentamos males que provienen de otras latitudes.
 
Fuente: http://prodavinci.com/2014/06/09/vivir/los-viajes-para-el-mundial-de-futbol-pueden-aumentar-el-riesgo-de-enfermedades-por-julio-castro/