- 23jun2015
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Viaje al lado oscuro de internet
- Por superadmin
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Los vicios y las actividades más censurables del ser humano siempre han encontrado una limitación; bien en la legislación de cada país, bien en los valores culturales de cada sociedad. Pero existe un lugar, un territorio intangible, donde todo tiene cabida y nada tiene límites. La libertad en su estado más primigenio y salvaje.
Por Alberto Muñoz
Se estima que el 96% de internet forma parte de lo que se conoce como deepweb, es decir, cualquier porción de la red que no se encuentra en los cauces comunes de tráfico de los usuarios. Pueden ser archivos temporales, formularios, o simplemente páginas específicas creadas para un usuario. Pero hay una parte, conocida como darknet, mucho más organizada y oculta.
La red oscura conforma una comunidad a nivel mundial en la que prima la protección de la identidad de los usuarios. «Para moverse por la darknet existen muchos tipos de redes, como CJDNS o Tor, que nacieron por la necesidad que ciertas personas tenían de que su contenido no fuera público ni fácilmente accesible», cuenta Chema Alonso, experto en seguridad informática y responsable de Eleven Paths.
Una de las formas más populares de acceder a esta red oscura es por medio del navegador Tor que, aunque al principio tenía restringido su acceso por invitación, poco a poco se ha ido abriendo a cualquier persona que quiera entrar. «Es una red que se creó con el objetivo de dotar de anonimato y privacidad a esas personas que eran perseguidas en sus países, como periodistas o activistas políticos», explica Alonso.
Pero, al lado de las luces que proyectan ideas tan nobles como la de la libertad de expresión en regímenes opresores, surgen las sombras de la delincuencia y el crimen.
Tor, The Onion Router, «utiliza un enrutamiento entre servidores para ocultar la dirección IP de origen, cifrando en cada conexión todo el tráfico, y por tanto haciendo imposible ir hacia atrás para saber quién está detrás de la conexión. A esto se le llama enrutamiento de la cebolla, porque va por capas, y de ahí el logo del servidor», aclara el experto en seguridad informática. De esta forma, se hace imposible conocer quién está detrás de cada conexión a la web oscura, por lo que se convierte en el espacio perfecto para las actividades de pedófilo, estafadores o vendedores de droga y armas. Únicamente se sabe de ti lo que tú quieras que se sepa.
«El problema que tenemos con la darknet es que la jurisdicción, que está basada en el territorio donde tiene competencia, no puede actuar en ella. Como no sabemos dónde se cometen los delitos ni quién los comete, nos es imposible actuar contra ellos. Es muy difícil determinar cuál es nuestro ámbito de actuación hasta que encontramos los servidores físicos que sustentan esas webs», explica César Lorenzana, capitán del Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil.
Un lugar de comercio libre
Localizar estos servidores es una tarea de la que se ocupan, además de los cuerpos de seguridad de cada país (como el FBI), organismos internacionales como Europol. «El comercio ilegal está migrando cada vez más hacia la red oscura por el anonimato que ofrece», advierte Lorenzana.
En la darknet, existen páginas específicas para vender casi cualquier cosa, pero también algunas que agrupan numerosas categorías al más puro estilo Amazon o Ebay. En ellas encontramos artículos y servicios tan diversos que pueden ir desde la descarga de un libro prohibido hasta material explosivo o armas.
Aunque se desmantelaron los primeros grandes mercados que aquí se encontraban, las llamadas Rutas de la Seda, pronto aparecieron en el servidor Tor otras nuevas. Actualmente, los dos que mejor funcionan y más actividad tienen son Evolution y Ágora. En el primero de ellos, por ejemplo, encontramos 18.382 ofertas de venta de droga. Aproximadamente, un kilo de heroína costaría 116.000 euros en este mercado.
Para realizar las transacciones dentro de la red oscura, y garantizar por tanto que no se pueda rastrear el movimiento, todo se hace por medio de las criptomonedas. La más utilizada es bitcoin, una divisa virtual creada en 2009 que es comprada y vendida en internet con dinero real. Un bitcoin cuesta hoy 209,78 euros.
Para evitar que puedan relacionar también esas monedas con una persona en concreto, dentro de la red oscura se ofrecen servicios de lavado de dinero. De forma simplificada, el sistema funciona de manera que se crea una cesta virtual donde todo el mundo deposita sus bitcoins, se mezclan, y ya es imposible seguirles el rastro. «Van de billetera en billetera; es un pago de dinero entre dos personas de forma anónima y por tanto es imposible saber quién es quién», explica José María Alonso.
Pero todo este anonimato no implica una seguridad absoluta a la hora de utilizar la darknet. En primer lugar, los usuarios que aquí ofrecen servicios suelen ser personas con unos amplios conocimientos informáticos. De esta forma, constantemente hay alguien intentando robarte tu dinero. Si no consiguen quitártelo directamente, algunos de ellos intentarán timarte. En un mundo sin límites ni reglas, prolifera la estafa y es muy recomendable desconfiar constantemente.
Para combatir esta situación, los propios integrantes de la red oscura han ido creando sus propios métodos. Uno de ellos es el que se conoce como eskrowing, es decir, custodiar el dinero del comprador hasta que éste da el visto bueno al producto recibido. Esta labor la ofrecen algunas páginas webs a cambio de una pequeña comisión a modo de seguro. También se ha creado un sistema de valoración de vendedores en el que éstos van subiendo de nivel según va siendo mejor el feedback positivo con los compradores.
Las barreras del mundo real
Hasta este punto, adquirir una granada, heroína o incluso un taser, un arma de descargas eléctricas, camuflado en forma de iPhone es posible con un simple click desde casa. Pero el problema empieza en las formas de envíos de estos productos.
«Muchos de estos productos que se intentan enviar por correo ordinario son detectados en las aduanas, así que es una tontería que lo intenten», declara el capitán de la Guardia Civil. Sin embargo, según se asegura en varios foros de la darknet, muchas veces consiguen camuflar los artículos dentro de paquetes más grandes para evitar de esta forma ser detectados. En el caso de la droga, por ejemplo, venden unos productos específicos para camuflar el olor y evitar así que sean detectados.
«Para nosotros el verdadero problema es que detrás de estos vendedores se encuentran redes de distribución que meten sus productos de otras formas por las fronteras. Son organizaciones que funcionan a nivel internacional y que tiene representación en varios países en los que operan. De esta forma, si compras por ejemplo un rifle, lo más normal es que concierten contigo una cita en la que tú tengas que decir un código y así te entregan el paquete», explica César Lorenzana.
Por supuesto, en el caso de los envíos ordinarios, no se suele dar la dirección del comprador ni del vendedor porque serían muy fáciles de localizar. Para evitarlo, se contratan puntos de entrega anónimos que funcionen como intermediarios.
Con el crecimiento de la red oscura, los propios usuarios han ido conformando a su vez una serie de normas morales mínimas a pesar de que no haya nada prohibido. Por ejemplo, una de las cosas más preocupantes de este mundo cibernético, es la enorme cantidad de pornografía infantil, escatológica y snuff, la modalidad más dura y prohibida en la que se reproducen desde violaciones hasta asesinatos.
Conversaciones sin oídos indiscretos
Muchos de sus usuarios condenan la pedofilia y atacan, de forma virtual, las páginas que reproducen los contenidos de este tipo para intentar expulsarlos de la red.
Porque uno de los servicios más atractivos que proporciona la web oscura es el de la privacidad en las conversaciones. Por medio de un sistema conocido como PGP, uno puede comunicarse con otra persona únicamente recibiendo un código otorgado por éste.
Esto es utilizado por ejemplo por los sicarios que aquí ofertan sus servicios, siendo ésta la unica forma de establecer una conversación con ellos. La utilización del PGP actúa como un seguro virtual que protege a ambas partes. Pero también esto abre la puerta a la coordinación de organizaciones de forma confidencial a nivel mundial. «Tenemos constancia de que en la darknet están presentes organizaciones terroristas que la utilizan no sólo para comunicarse entre los propios miembros, sino también como medio para realizar tareas de propaganda y captación», declara el capitán de la Unidad de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil.
Pero la red oscura sigue empeñándose en proyectar algunas luces. El proyecto Osiris, que en este momento aún está en fase de hibernación, ofrece un servidor imposible de bloquear o censurar perfecto para la creación de foros. La idea está especialmente pensada para la apertura de espacios de debate y denuncia social en países en los que sea imposible hacerlo de manera abierta.
Fuente: http://www.elmundo.es/espana/2015/03/05/54f7513cca47413e0f8b4570.html
CATEGORIES comportamiento humano sociedad sociología tecnología
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