- 07mar2017
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¿Qué quieren los Millennials de sus autos?
- Por Cazoll
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Esta generación de jóvenes sub 30 mantiene una relación complicada con los autos. El boom de las ciudades sustentables, la bicicleta y los nuevos esquemas de movilidad intentaron moderar su deseo de consumo. Las marcas se dedicaron a interpretar sus visiones e intereses para fomentar la compra de vehículos. ¿Lo habrán logrado?
Redacción, InfoBae.
Mike Duggan es el alcalde de Detroit, ciudad sede del primer gran Salón del Automóvil del año. En su inauguración, habló ante más de 300 personas, todas mayores de treinta años. En su charla, titulada las «Ciudades del mañana», dijo que «los Millennials no están preparados para manejar porque solo se preocupan por contestar los mensajes de texto en sus celulares». No es la primera vez -ni será la última- en la que Millennials, mañana y autos compartan debate. Entender, asimilar y congeniar con la generación más incomprendida, sensible e independiente de la historia es el desafío de las automotrices.
Los jóvenes nacidos entre 1984 y 2000 apuntalan su inmediata dominación del mundo con ideas transgresoras. Son caprichosos y narcisistas, individualistas e innovadores, ambiciosos y impacientes, depresivos y altruistas. No apostarán por lo tradicional, prefieren y estimulan los cambios -de trabajo y de ánimo-. Las compañías invierten tiempo y dinero en dimensionar el caso Millennial: la generación que pagará por sus autos. ¿Pagarán? ¿Están interesados en comprar vehículos? Las marcas deberán adaptarse a sus intereses y voluntades o morir desestimándolas.
Ana Sarmiento, analista de estrategias laborales para los jóvenes de esta generación y estratega en cuentas relacionadas a grandes multinacionales como BMW, MINI, Rolls Royce, explicó que lo que quieren básicamente es ser felices con lo que hacen: «Necesitan hacer del mundo un lugar mejor. Si no lo consiguen, si sienten que no tienen esa oportunidad, se frustran». En esa dirección, se consolida la visión de que los Millennials ejercen altruismo moral, próspero y genuino. Un espíritu que encarrila la economía colaborativa y desprecia la posesión de bienes de gran valor. Los autos, en esta ecuación, no resultarían prioritarios.
Las preocupaciones de los jóvenes adultos operan en el marco de la sustentabilidad y la movilidad, conceptos con impacto transversal al escenario automotriz. Los primeros análisis generaron estupor en compañías y accionistas. El acceso a la movilidad domina el deseo del título de propiedad. Ergo: el éxito de Uber y Lyft como empresas que tejen redes de transporte privado y digital, y el renacer de la bicicleta como instrumento de movilidad sostenible. El producto fetiche del grupo etáreo es el smartphone. La teoría de Duggan, el alcalde de Detroit, tiene su sustento cultural. Los autos no eran parte del interés Millennial: en Estados Unidos, la compra de automóviles por jóvenes menores a los 30 años disminuyó en más de un 30% en los últimos años.
Pero recientes estudios contradijeron esta tendencia. Aunque sea una generación que desconfía de los beneficios del consumo, se incorporó masivamente al mercado de consumo en rescate de la crisis financiera de 2008. Una tenue reactivación del crédito, la recuperación parcial de la economía global, su incorporación al esquema de trabajo, su intervención en las decisiones empresariales y la asociación del auto como primera fuente inversión decretaron un boom de compradores jóvenes. La aparente apatía de los Millennials con los autos no era más que falta de dinero para comprarlos.
Las marcas entendieron su volátil idiosincrasia. Identificaron dos conceptos macros: tecnología y diseño, aplicados al auto encendería su entusiasmo. E interpretaron la demanda: eficiencia y ecología, dos nortes ya manifiestos por la industria. No por casualidad la etiqueta del «iphone de los autos» ya fue atribuida a varios modelos. La devoción por el teléfono digital resultó inspiradora. Consignas como conectividad, autonomía e infotenimiento no perecerán en la transición hacia los autos del futuro. Si la tecnología gobierna, que lo haga al volante. La oda al diseño es, a la vez, otro factor de identidad. La estética y la apariencia del auto será el reflejo, la representación, una manifestación externa del yo.
Asimilados estos patrones, las firmas automotrices actuaron en consecuencia. El segmento que mejor representa al sentimiento Millennial se confunde en los SUV compactos y urbanos. Desde el Peugeot 206 al Honda Fit de fuerte valorización entre las mujeres, los citycars personalizables, los revolucionarios Tesla y los audaces Citröen. Las obras en su honor se proliferan. Sean autónomos, eléctricos o voladores, las compañías dedican horas, departamentos y trabajo en inventar productos de atracción. Los Millennials decidirán qué paradigmas quiebran y qué paradigmas inauguran.fuente: http://www.infobae.com/autos/2017/03/03/que-quieren-los-millennials-de-sus-autos/
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