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29ene2015

Imaginando el futuro: el mundo en 2064. Parte 2

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Isaac Asimov, el escritor de ciencia ficción, publicó hace medio siglo un ensayo sobre cómo creía que sería la vida en la Tierra en 2014. Casi la mitad de sus predicciones se han hecho realidad. Seis expertos en distintos campos emulan a Asimov e imaginan cómo viviremos dentro de 50 años
Por Teresa Guerrero

 

Ciudad del futuro. The Telegraph

Ciudad del futuro. The Telegraph

 

Órganos artificiales y humanoides «listos». Por Ramón López de Mantaras, director del Instituto de Inteligencia Artificial (CSIC)
 
Cincuenta años es un plazo exageradamente largo para hacer predicciones. No obstante, veo factible la convivencia con robots humanoides, que tendrán inteligencias muy desarrolladas y nos ayudarán en las tareas domésticas. Socializaremos con ellos y tendrán iniciativas para hacer cosas y tomar decisiones. También creo que habrá robots explorando otros planetas con autonomía prácticamente absoluta, muy superior a la de los robots que han sido enviados ya a Marte. Los coches sin piloto, totalmente automatizados, estarán ya disponibles en un futuro muy cercano así que en 2064 creo que habrá una producción masiva y un uso generalizado de estos automóviles. Casi todos los vehículos que circulen serán autónomos. Prácticamente desaparecerán los accidentes de tráfico y las muertes por esa causa. Los viajes serán mucho más rápidos. Se reducirán a la mitad de tiempo o menos gracias a sistemas de propulsión de aviones distintos a los actuales, que permitirán hacer vuelos hipersónicos. Por otro lado, creo que el avance en medicina regenerativa será uno de los aspectos que más beneficios aportará a la Humanidad. Será posible hacer crecer órganos nuevos para reemplazar aquellos que estén dañados o que hayan resultado afectados por enfermedades como el cáncer.
 
Cura para el cáncer y energías limpias. Por María Chamizo, investigadora del Ciemat y física experimental del experimento CMS del Cern
 
El cáncer se podrá curar con la misma facilidad que un resfriado. Bastará con ingerir pastillas de protones (u otros hadrones) que destruyan las células cancerígenas sin dañar el tejido sano. Para ello, será necesario crear comprimidos de protones de forma que, en función de la dosis y el excipiente, sea posible tratar todos los tumores. Las energías renovables se habrán convertido en la principal fuente de energía sostenible y no contaminante. En paralelo, la investigación habrá permitido desarrollar técnicas para el tratamiento total de residuos nucleares y se contemplará la posibilidad de volver a la energía nuclear, puesto que se habrá convertido en una energía limpia al 100%. Esto permitiría acabar con el consumo de energías fósiles. Por otro lado, mejorará la calidad de la investigación porque la labor científica de las mujeres se valorará al mismo nivel que la de los hombres. Actualmente hay un 51% de mujeres matriculadas en programas de doctorado en España. Sin embargo, sólo un 19% logra después ocupar las posiciones más elevadas de la carrera investigadora. En consecuencia un porcentaje muy elevado de mujeres brillantes no tiene oportunidad de contribuir al avance de la ciencia. Su incorporación a esta élite permitirá acelerar los avances científicos de forma decisiva.

 

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Turismo espacial y viaje tripulado a Marte. Por Alvaro Giménez, director de Ciencia y Exploración robótica de la Agencia Espacial Europea.
 
Por lo que respecta a la exploración espacial creo que el turismo cósmico será algo habitual, aunque no tan barato como muchos quisieran. Creo que el hombre habrá llegado también a Marte. El problema no es tecnológico, sino económico. El coste de una misión tripulada a Marte es prohibitivo, a no ser que el método de transporte cambie radicalmente, para lo que se necesitan más de 50 años. Queda por resolver el problema del impacto de la radiación y la falta de gravedad en el viaje de ida y vuelta pero creo que esto podrá solucionarse a tiempo. El objetivo en esos años debe ser preparar el establecimiento de bases permanentes o colonias tanto en la Luna como en Marte. De nuevo el reto está en las prioridades económicas y la cooperación internacional. En el campo de los planetas extrasolares (fuera de nuestro Sistema), creo que tendremos un buen conocimiento de los que se encuentran a nuestro alrededor y habremos encontrado varios con condiciones adecuadas para la emergencia y mantenimiento de la vida. Incluso podremos haber hallado indicios de vida en alguno de ellos. Llegar a esos planetas, incluso de forma robótica, me parece más complejo ya que requerirá un método de transporte más eficaz que el actual, cuyo desarrollo necesita algo más de tiempo pero ciertamente se encontrará no mucho más tarde.
 
Navegar por Internet mediante implantes. por Amador Menéndez, investigador del Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias
 
Se acabó el acceder a la información y navegar por internet a golpe de ratón: lo haremos a «golpe de pensamiento». Haciendo uso de implantes cerebrales, que recogerán impulsos eléctricos del cerebro, podremos acceder a una página web simplemente pensando en la misma. Ya Larry Page y Serguéi Brin, los padres del célebre buscador Google, barajaban estos escenarios futuristas en 2004. Compañías como Braingate desarrollan implantes cerebrales que permiten a parapléjicos controlar el teclado de un ordenador sólo con pensarlo. Los genios de Google no parecían desencaminados. Quizás un día no sólo enterremos el papel, también las pantallas: toda la información fluirá entre chips y neuronas y la visualizaremos en nuestros cerebros. La disciplina de la Biónica habrá evolucionado de forma considerable. Los amputados podrán controlar sus prótesis directamente con la mente y con exquisita precisión. Implantes optogenéticos (que activarán y desactivarán neuronas mediante pulsos de luz) permitirán tratar enfermedades y desórdenes del cerebro. Triunfará la «computación afectiva»: ordenadores dotados de emociones, lo que les hará más inteligentes, pues se ha demostrado que sin emociones es imposible alcanzar decisiones racionales.
 
Humanos mejorados y cerebros ultrarrápidos. Por José Luis Cordeiro, profesor fundador de la Singularity University (Silicon Valley)
 
Yo creo que para 2029 se habrá pasado el Test de Turing, y que para 2045 llegaremos a la llamada singularidad tecnológica. Lo que ocurrirá después de que tengamos una inteligencia artificial superior a la humana es casi imposible de imaginar. Vamos a pasar a un nuevo mundo de ciencia ficción. Habremos pasado de humanos a posthumanos y la mayor parte de la Humanidad avanzará hacia un futuro mágico, como diría Arthur C. Clarke en su tercera ley. Nuestros cuerpos biológicos serán complementados y suplementados en diversos sustratos, y nuestros cerebros estarán conectados de forma permanente a una nube de inteligencia asombrosa o cerebro global. La civilización humana se unirá para formar un organismo planetario con una inteligencia millones de veces superior a la actual. Dicho cerebro global no procesará en menos de 100 Herzios como nuestros cerebros actuales no modificados, sino en muchos Gigaherzios, es decir, millones de veces más rápido que hoy. Un posthumano procesará en un segundo lo que un humano actual procesa en toda una vida. Se habrá iniciado la colonización del espacio, llevando inteligencia a diferentes partes del universo. Colonias posthumanas existirán en diversos planetas del sistema solar para 2064. La civilización posthumana será transplanetaria y básicamente inmortal.
 
Desigualdades y cálculo del tiempo de vida. Por Antonio Abellán, investigador del Departamento de Población del CSIC
 
Creo que no se sobrepasará el umbral de 9.000 millones de habitantes en el mundo. Asia concentrará el 50% de la población y África el 30%. India superará a China y será el país más poblado. Descenderá la fecundidad. No se habrán reducido las diferencias de renta entre países. En dos generaciones no se cambia la faz de la Tierra de modo que el 35% de los habitantes en 2064 ya han nacido y ese año tendrán 50 o más años. La mayoría serán urbanos. La desigualdad seguirá siendo la medida de casi todo. No habrá ocasión para el aburrimiento social ni político. La muerte regirá la vida. La gente querrá saber cuándo va a morir, cuántos años le quedan de vida (y cuántos en buena salud) para organizar mejor su tiempo. Eso dará un añadido de seguridad y felicidad a las personas. Se desarrollarán procedimientos bio-estadísticos (marcadores biológicos, telómeros, etc.). El inicio de la vejez se retrasará y se subdividirá porque los viejos serán numerosos. Algunos denominarán «cuarta edad» a la fase final de la vida, la decrepitud. Los países más desarrollados alcanzarán una esperanza de vida al nacer de 85,4 años (ocho años más que ahora) y los menos desarrollados 74, (13,4 más que ahora). Los 65 de ahora serán posiblemente los 74. No contemplo la ampliación de la vida sin límite. Habrá más centenarios, pero no somos inmortales
 
Fuente: http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/11/5410b091268e3e2d1e8b456f.html

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