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08sep2017

«La salud mental es un mito»: Bonnie Burstow, la doctora que lidera el movimiento antipsiquiatría

  • Por Cazoll
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En su trabajo como psicoterapeuta, Burstow dice haber ayudado a cientos de «pacientes con fuertes tendencias suicidas». Y su conclusión es que el tratamiento psiquiátrico convencional no es lo que los puede ayudar.
Por Nick Arnold, BBC

 

Psychology Therapy

 

«Yo no uso las palabras ‘salud mental’. Y cuando las oigo me da dolor de estómago», me dice la doctora Bonnie Burstow. Pero cuando lo hace, al que le da dolor de estómago es a mí.

 

Burstow es profesora en la Universidad de Toronto, Canadá, donde acaba de lanzar la primera beca «antipsiquiatría» del mundo.
 

En su trabajo como psicoterapeuta, Burstow dice haber ayudado a cientos de «pacientes con fuertes tendencias suicidas». Y su conclusión es que el tratamiento psiquiátrico convencional no es lo que los puede ayudar.
 

Movimiento polémico
Burstow es una figura prominente en el campo de la antipsiquiatría. La profesora lo describe como «un movimiento tanto de sobrevivientes de la psiquiatría como de profesionales que sostienen que la psiquiatría debe ser abolida».
 

La primera vez que escuché hablar de Burstow y del movimiento antipsiquiátrico, fui despectivo y hasta me enojé un poco. Ahora que el mundo por fin está empezando a reconocer la gravedad de algunos problemas mentales, lo último que necesitamos es que un grupo de locos nos hagan retroceder, pensé.
 

Y el anuncio de la beca de Burstow generó reacciones encontradas.
 

Muchos denunciaron los peligros de la antipsiquiatría y su carencia de bases científicas, pero otros destacaron la utilidad de su escepticismo.
 

¿Enfermedades mentales?
La psiquiatría convencional sostiene que enfermedades mentales como desorden bipolar, depresión o esquizofrenia son el resultado de anormalidades biológicas, como desbalances químicos, que se combinan con factores psicológicos y sociales.
 

Y para el profesor Carmine Pariante, del Real Colegio de Psiquiatras de Reino Unido, «este complejo modelo bio, psico y social; mirar a todos esos componentes juntos», es la mejor manera de abordar los problemas de salud mental.
 

Este es también el enfoque más comúnmente aceptado y uno que yo puedo reconocer en mi propio tratamiento y en las muchas conversaciones que he tenido con mi compañero de piso, psiquiatra de profesión.
 

Pero el movimiento «antipsiquiatría» cuestiona si las enfermedades mentales son en realidad enfermedades.
 

¿Significa eso que Burstow cree que el dolor que yo sufro a diario es completamente inventado?
 

«No», me responde la doctora. «¿Creo que la gente sufre de ansiedad y tiene compulsiones? Por supuesto», dice. «Pero creo que esos sentimientos son una forma muy humana de experimentar la realidad».
 

Mercado inmenso
La doctora cree que «tenemos una pretensión demasiado absoluta de lo que es ‘normal'». «La gente se compara con lo que decimos que es normal, pero eso no es ni remotamente lo que la mayoría de la gente siente», afirma.
 

Y yo ciertamente puedo entender lo que está diciendo.
 

Antes de que me diagnosticaran con Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), lo menos que me sentía era «normal».
 

Pero si hubiera sabido antes que el tipo de pensamientos intrusivos que padezco son, de hecho, bastante comunes en nuestra sociedad, tal vez hubiera podido evitar años de sufrimiento.
 

«Si el 99% de la gente que hay en el mundo no son lo que ellos consideran ‘normal’, eso beneficia a los psiquiatras, porque les asegura una clientela inmensa», argumenta Burstow.
 

Y el movimiento antipsiquiatría también cree que los psiquiatras habitualmente sobremedican a sus pacientes. Un reporte reciente predijo que el mercado global de medicamentos contra la depresión, que en 2014 ya se valoraba en US$14.500 millones, generará ganancias por el orden de los US$16.800 millones antes del fin de 2020.
 

¿Biología o condición humana?
«La psiquiatría asume que ciertas cosas son biológicas cuando no lo son», afirma también Burstow. «Y cuando decimos ‘salud mental’ estamos diciendo que los problemas que la gente tiene son resultado de una enfermedad. Y no lo son», insiste.
 

Esto, sin embargo, no es algo con lo que la mayoría de los profesionales de la medicina están de acuerdo. Por ejemplo, hay evidencia de que los problemas mentales a menudo son asuntos de familia, con estudios que sugieren que el desorden bipolar está «entre los más hereditarios de los trastornos médicos».
 

Y el profesor Pariante cree que la prueba de que las condiciones mentales están influenciadas (al menos en parte) por la genética, es nada más un asunto de tiempo. Pero el movimiento antipsiquiatría rechaza esto completamente.
 

«La vida puede ser difícil. Pero hemos empezado a diagnosticar como ‘enfermedades mentales’ ciertas reacciones y comportamientos que, por más dolorosos que sean, son parte de la condición humana», dice Paola Leon, una psiquiatra de Toronto con 25 años de experiencia.
 

A Burstow también le preocupa lo que llama «el aterrador poder» de la psiquiatría. «El Estado le ha dado el poder de encarcelar a la gente cuando decide que está mentalmente enferma, tiene el poder de encerrarlos y de tratar a la gente en contra de su voluntad», se queja.
 

Pero cuando le planteo eso al profesor Pariante, su respuesta es: «Cuándo hay un riesgo real de que alguien se haga daño a sí mismo o a otros, ¿cómo podemos dejarlos sin ayuda, en una situación en la que podemos ayudar?».
 

Nuevos tratamientos
Burstow, sin embargo, insiste en que hay otras formas de tratar a la gente. El movimiento antipsiquiatría promueve más terapias basadas en conversaciones, incluso para condiciones debilitantes como la esquizofrenia.
 

Pero no estoy seguro de que eso me convenza: he conocido a mucha gente que se ha beneficiado con la medicación, así como a otros que han rechazado las medicinas y como resultado se han convertido en un peligro para ellos mismos.
 

Y aunque mis ocho meses de terapia cognitivo-conductual me ayudaron a avanzar significativamente en mi batalla personal con mis problemas mentales, creo que mucho de ello se debió a que acepté que lo que me estaba pasando era una ‘enfermedad’: TOC. Me dio una explicación para mis síntomas.
 

Desde entonces, también he cuestionado la efectividad de muchos de los ejercicios de mi terapia.
 

Aunque con mi salud mental todavía frágil, estoy en lista de espera para un nuevo tipo de tratamiento basado en conversaciones: la psicoterapia.
 

Tal vez la forma para mejorar sea abordando mi vida como un todo, en lugar de enfocarme sólo en mi TOC. Y eso es lo que tendré que hacer con «Diálogo Abierto», un nuevo tipo de tratamiento desarrollado en Finlandia que ahora está siendo piloteado por el sistema de salud británico.
 

Este tratamiento no rechaza completamente la medicación, pero pone mayor énfasis en las redes sociales de los pacientes, incluyendo familiares y amigos. Y en lugar de reunirse con profesionales de la salud mental en privado, los pacientes abordan sus problemas en compañía de sus familiares y otros miembros de su red.
 

Este enfoque es similar al concepto de «comunidad» que promueve Burstow para ayudar a la gente con problemas.
 

¿Útil o peligroso?

La mayoría de los psiquiatras, sin embargo, continúan viendo con escepticismo a la «antipsiquiatría». Según Allan Young, quien preside el Comité Especial de Psicofarmacología del Real Colegio de Psiquiatras, el movimiento, que se popularizó por primera vez en la década de 1970, acostumbra a «encenderse y desvanecerse» en el tiempo.
 

Y, para él, se trata de un movimiento ubicado en los márgenes de la ciencia, que está integrado por gente de todo tipo: «desde tipos raros con ideas descabelladas sobre la salud, hasta psiquiatras y otros profesionales de la salud mental».

 
ro yo, que sigo buscando la forma más efectiva de lidiar con las enfermedades mentales, no puedo dejar de sentir que descartar de plano al movimiento antipsiquiatría no sería lo mejor para aquellos que sufrimos problemas de salud mental.
 

Cuando menos, su resurgimiento está provocando discusiones sobre nuevos y diferentes tipos de tratamiento.
 

Y cada camino hacia la buena salud mental es diferentes, por lo que encontrar el mejor para cada uno, sea el que sea, es en realidad lo único que importa.
 

Fuente: http://www.bbc.com/

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