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15ene2013

Trabajar desde la cama

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Por SUE SHELLENBARGER

¿Trabajar en un portátil mientras está en su cama es más cómodo y productivo que hacerlo encorvado sobre un escritorio? Investigadores que estudian los hábitos laborales dicen que una nueva generación criada con dispositivos móviles está cada vez más acostumbrada a usarlos cuando están recargados sobre almohadas, acostados sobre un lado o en posición fetal.


La mitad de 1.000 trabajadores encuestados este año por Good Technology, una empresa estadounidense de software de seguridad móvil, dijo que lee o responde emails laborales desde la cama. Un estudio de 329 trabajadores ingleses realizado en 2009 por Credant Technologies (una empresa de seguridad de datos con sede en Londres) encontró que uno de cada cinco empleados pasa entre dos y 10 horas a la semana trabajando desde la cama. Algunas personas que trabajan desde el lecho tienen la intención de mantenerse al día en el correo electrónico, o de responder rápidamente a los clientes o compañeros de trabajo en diferentes zonas horarias, muestran las encuestas. Un entrevistado de 37 años de edad que respondió un sondeo de 2012 sobre el tema, realizada por Infosecurity Europe, un grupo de la industria con sede en Londres, dijo que «cuando se trabaja con gente de todo el mundo, es difícil evitar» trabajar desde la cama.

Laura Stack, capacitadora de productividad y conferencista de Denver, dice que ha visto una duplicación de clientes en la última década que trabajan desde el lugar en el que duermen. Muchos piensan que los hará más productivos. Sin embargo, a menudo eso le da a la gente la excusa para posponer tareas durante la jornada laboral. «Piensan: ‘Como voy a trabajar un poco desde la cama en casa esta noche, tengo tiempo de revisar Facebook y los precios de los pasajes para las próximas vacaciones'», dice Stack. En ese sentido, aconseja a la gente que tome medidas para ser más eficientes durante la jornada laboral y para mantener el dormitorio fuera de los límites de cualquier cosa que no sea para dormir y tener relaciones sexuales.

Otros se vuelven tan inmersos en el uso de dispositivos móviles que se sienten negligentes si tienen que apagarlos. Para muchos, trabajar en la cama es un paso hacia «la invasión tecnológica», dice Daniel Sieberg, ex periodista de tecnología y autor de The Digital Diet (algo como La dieta digital), un libro sobre cómo frenó su propia adicción a los electrónicos, publicado en 2011.

«Mi esposa tenía un apodo para mí, «Luciérnaga», porque mi cara estaba constantemente iluminada por algún tipo de pantalla en la cama», dice. «Puedo decir de primera mano que cuando se mira una pantalla no se presta a la intimidad». Desde entonces, convirtió a su dormitorio en «zona libre de dispositivos», colocando los cargadores en otras partes de la casa y usando un despertador en lugar de la alarma de su teléfono inteligente. Más de la mitad de las personas cuyas parejas trabajan desde la cama consideran el hábito fastidioso, según la encuesta de Credant.

Una investigación de mercado realizada por Reverie, un fabricante estadounidense de camas ajustables, sugiere que 80% de los jóvenes profesionales de la ciudad de Nueva York trabajan regularmente desde su cama, dice el presidente ejecutivo Martin Rawls-Meehan. Su empresa se está esforzando para cambiar la imagen «hospitalaria» que tienen las camas ajustables con la idea de atraer a consumidores más jóvenes, mostrando cómo elevar la cabecera o la parte de los pies para aliviar la tensión mientras se ve televisión o se trabaja. Reverie también ofrece un tomacorriente integrado a la base de sus camas para conectar lámparas, televisores o computadoras portátiles. Tanto el tomacorriente como los movimientos de las camas pueden ser operados con un control remoto manual o con el teléfono inteligente o la tableta del usuario, a través de una conexión inalámbrica o Bluetooth.

David Spiegel solía evitar trabajar desde la cama porque era incómodo. Pero desde que compró un modelo ajustable de Reverie hace seis meses, el abogado de Chicago comenzó a revisar y responder su correo electrónico varias noches a la semana antes de quedarse dormido. Elevar la cabeza y la parte de los pies de la cama previene el dolor de espalda, dice. Además, el ritual del trabajo nocturno lo ayuda a «ponerse al día y asegurarse de que todo está cerrado», señala. «Así sé que al otro día estaré preparado».

El fabricante de camas de lujo E. S. Kluft & Co., de California, acaba de lanzar una cama gigante de 2,13 por 2,13 metros, o 16% más grande que una cama matrimonial estándar. Un modelo permite realizar ajustes independientes de cada lado de la cama, en parte para ofrecer a las parejas esparcir papeles de trabajo en la cama, dice Earl Kluft, su presidente ejecutivo.

Steelcase, un fabricante de muebles de oficina de Michigan, ha estado investigando los cambios de los hábitos de trabajo de las generaciones jóvenes. Hace poco, lanzó una línea de sillas con cabecera y almohadas que permiten inclinarse hacia atrás y relajarse mientras se trabaja o se habla con colegas. La compañía espera que más empleadores reemplacen un cubículo o dos con ese tipo de mobiliario flexible. «Tal vez la gente diga: ‘Voy a trabajar allí en lugar de hacerlo esta noche desde mi cama'», dice James Ludwig, vicepresidente de diseño global.

Expertos en ergonomía tiemblan con la tendencia. Sieberg dice que muchas personas que llevan sus computadoras portátiles u otros dispositivos a la cama terminan con rigidez en el cuello o espaldas, ya que mantienen sus cuerpos en posiciones extrañas, apoyándose sobre sus propios codos o enroscándose en busca de ponerse cómodos. Es menos probable que el uso de aparatos con pantallas táctiles cause problemas ergonómicos como el uso de una computadora portátil. Sin embargo, trabajar sobre cualquier dispositivo móvil en la cama durante más de una hora sin apoyo lumbar, con el cuello demasiado inclinado hacia delante, o con los brazos y manos suspendidas en un ángulo extraño probablemente causará molestias y dolores.

Don Chaffin, director emérito del Centro de Ergonomía de la Universidad de Michigan, recomienda el uso de un teclado desmontable y el uso de un escritorio que puede poner en las piernas o almohada. La idea es apoyar los codos y brazos, de manera que las muñecas estén rectas al extenderse. Cualquier pantalla o monitor debería colocarse a la altura o justo por debajo del nivel de los ojos, tal vez en una mesa rodante o brazo extensible, de modo que el usuario no tenga que inclinar el cuello más de 15 grados. Una almohada lumbar para la espalda y más almohadas debajo de las piernas pueden aliviar la tensión muscular, dice Chaffin. Asimismo, las personas deberían levantarse y moverse más o menos cada hora.

El sueño también puede sufrir, por supuesto. Russel Rosenberg, presidente de la Fundación Nacional del Sueño de EE.UU., dice que la luz de las pantallas tienden a suprimir la hormona melatonina, que regula el sueño. Y un hábito de trabajo en la cama puede «romper el vínculo entre el sueño y el dormitorio», y desencadenar o empeorar el insomnio, sostiene.

Dificultades aparte, algunas personas encuentran que les resulta más eficiente trabajar de esa manera. El poeta Charles Simic, de New Hampshire y ganador del Pulitzer, dice que escribió «una cantidad sorprendente» de sus 19 libros de poesía desde la comodidad de su cama. Incluso cuando recibió una oficina con vista al Capitolio como parte de su cargo como «poeta oficial de EE.UU.», prefería su cama. «Todo fluye mucho mejor», asegura.


Fuente: http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323852904578127582813029990.html?mod=WSJS_vida_MiddleTop

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