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23Feb2015

Paulo Coelho explica cómo se conecta con sus millones de fans en los medios sociales

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Coelho no llegó a la cima de la pirámide digital por accidente. Sus pedacitos de inspiración sobre los retos de la vida y la satisfacción personal se ajustan bien a un enlace y una foto en la pantalla de un teléfono. Interactúa a diario con lectores, enviando mensajes privados de motivación y consuelo, al mismo tiempo que actualiza su blog y plataformas públicas con fotos de su vida y aforismos de sus libros. Los seguidores dicen estar profundamente conmovidos por sus afirmaciones en línea, y expresan su cariño hacia el autor en retuits y comentarios.

Por Ellen Gamerman

 

 Paulo Coelho calcula su riqueza neta en US$535 millones. "Soy, gracias a Dios, hiperrico".


Paulo Coelho calcula su riqueza neta en US$535 millones. “Soy, gracias a Dios, hiperrico”.

 

El popular escritor Paulo Coelho me acaba de decir que le sea infiel a mi esposo. No con él y no por algún motivo en particular fuera del hecho de que estoy lejos de casa, es día festivo nacional en Suiza y “nadie está viendo”, dice con una risa humeante. En su penthouse hablamos de su nueva novela sobre la infidelidad. “Hoy en la noche puede venir al centro y cometer adulterio: sería apropiado dado el tema”, dice.
 
La publicidad de su nueva novela, Adulterio, es manejada casi en su totalidad por el escritor de 66 años, un autodenominado guía espiritual que ha vendido más de 165 millones de libros en 80 idiomas. El autor, oriundo de Brasil, se ha convertido en una celebridad internacional en parte debido a su gusto por lo provocativo y su inmenso grupo de seguidores en las redes sociales. Bloguero y usuario activo de Facebook desde hace tiempo, sabe cómo presentar comentarios seductores (cómo promover casualmente relaciones ilícitas durante viajes de negocios) y manejar su imagen (como al intentar más tarde rectificar su comentario, calificándolo de una “broma tonta”).
 
Coelho tiene más de 9 millones de seguidores en Twitter y más de 25,6 millones de fans en Facebook en tres idiomas. Tiene más seguidores en esas plataformas que Stephen King, J.K. Rowling, James Patterson, John Green, Dan Brown, Danielle Steel y John Grisham combinados.
 
Muchos lectores han llegado a ver la imagen en Internet de un escritor como la continuación digital de sus libros. Para algunos fans, un retuit de su novelista favorito es más emocionante que una copia firmada. La influencia de los medios sociales en las ventas de los libros ha llevado a las editoriales a presionar a los autores a difundir más que nunca su persona en las redes sociales.
 
Coelho no llegó a la cima de la pirámide digital por accidente. Sus pedacitos de inspiración sobre los retos de la vida y la satisfacción personal se ajustan bien a un enlace y una foto en la pantalla de un teléfono. Interactúa a diario con lectores, enviando mensajes privados de motivación y consuelo, al mismo tiempo que actualiza su blog y plataformas públicas con fotos de su vida y aforismos de sus libros. Los seguidores dicen estar profundamente conmovidos por sus afirmaciones en línea, y expresan su cariño hacia el autor en retuits y comentarios.
 
Un católico ex practicante que regresó a la fe de adulto, Coelho hizo una fortuna con El alquimista, una historia mística de un joven pastor andaluz publicada en 1988. El libro ganó fama lentamente y con el tiempo llegó a la lista de libros más vendidos de The New York Times, en donde ha figurado por más de 300 semanas y aún se mantiene. Sus fans consiguen imanes y calcomanías con frases del libro como la siguiente: “Cuando quieres algo, todo el Universo conspira para que realices tu deseo”.
 
Adulterio, el nuevo libro de Coelho, el número 27 que publica, ya está en la lista de los más vendidos en Brasil, Portugal, Francia y ocho países más en los que salió inicialmente a la venta.  Coelho lo escribió con su velocidad característica, a lo largo de unas cuantas semanas. Grijalbo hizo un pedido inicial de 200.000 copias impresas en español, mientras que su editorial en EE.UU., Knopf, pidió 75.000. Más de la mitad de su público se encuentra entre las edades de 18 y 30 años y más de 60% son mujeres, según Knopf.
 
Coelho tiene casa en Suiza, Rio de Janeiro, Dubái, París y los Pirineos, al igual que un avión para viajar entre ellas. Ginebra se ha convertido en su base en parte por su cercanía al campo, a donde sale a caminar. El autor calcula su riqueza neta en US$535 millones. “Soy, gracias a Dios, hiperrico”.
 
Años antes de que otros novelistas se incorporaran a Twitter y Facebook, Coelho se conectaba con sus fans en MySpace y, posteriormente, colocaba videos cortos en YouTube. Tiene cuentas en Instagram, Tumblr, Vimeo, Google+ y Pinterest. A menudo publica durante los momentos de mayor uso en EE.UU. para llegar a la mayor cantidad de usuarios. Desde 2012, ha más que triplicado la cantidad de seguidores de @paulocoelho en Twitter. No sigue a muchas personas, pero entre los que sí sigue se encuentran Jeremy Piven, Jessica Simpson y Deepak Chopra.
 
Habla y escribe en portugués, inglés y francés y publica en español a través de un traductor. También mantiene su presencia en las redes sociales rusas y chinas.
 
En el ámbito digital, Coelho ha saltado mientras otros han dado un paso al costado: King no ingresó a Twitter hasta finales del año pasado. Brown, autor de El código Da Vinci, permite que su oficina gestione sus cuentas de Facebook y Twitter.
 
El galardonado novelista Jonathan Franzen rechaza de lleno a Twitter. El año pasado, dijo que los autores se sentían “obligados” a autopromocionarse constantemente en esta plataforma. “Los agentes ahora les dicen a los escritores jóvenes, ‘Ni siquiera voy a mirar tu manuscrito si no tienes 250 seguidores en Twitter'”, Franzen le dijo a BBC Radio 4.
 
Sin embargo, es evidente que el uso correcto de las herramientas digitales genera ventas. Cuando Grijalbo, una división de Random House en España y América Latina, colocó  el primer capítulo de Adulterio en línea, obtuvo 10.000 vistas. Coelho después publicó el enlace en Facebook y en 12 horas esa cifra ascendió a más de 200.000, indica su agente, Mônica Antunes.
 
Con una barba de candado, algunos rizos de pelo blanco que descienden por su cuello y vestido de negro de pies a cabeza, Coelho se parece más a un hippie envejecido que a un genio digital. Teclea con sus dedos gruesos, y su mirada se pasea del monitor a sus manos. En una tarde reciente mientras buscaba referencias de sí mismo y el presidente chino Xi Jinping, quién mencionó su obra en una entrevista, se cruzó con la imagen de un conejo. “Perdón”, dijo tomando el mouse e intentando de nuevo. (“Coelho” quiere decir “conejo” en portugués).
 
Una página marcada en la computadora de Coelho dice: “Siete herramientas para monitorear la eficacia de sus tuits”. El autor publicó un artículo de la revista Variety titulado “El peregrino: la mejor historia de Paulo Coelho”, sobre una película biográfica que se estrenó en Brasil. Para medir el éxito de la entrada, observa sus estadísticas de Facebook, viendo un mapa que se ilumina cuando el elemento obtiene un clic: primero, uno en Alaska, después Alemania, Colombia, Arabia Saudita, Grecia, Polonia, India. En cuestión de segundos recibe 74 clics.
 
Aunque rara vez viaja para promover sus obras, Coelho dice que los vínculos con su público nunca han sido tan fuertes. “Ahora realmente puedo interactuar con los lectores”, expresa. En el pasado, cada lector en un evento para firmar libros le pedía que autografiara unas tres novelas y posara para una foto, lo que terminaba siendo un encuentro de dos minutos. En total, eso equivalía a interactuar con unos 90 lectores en unas cuantas decenas de eventos de libros al año.
 
Ahora, calcula que puede escribir “al menos una palabra cortés” a unas 30 personas al día y alcanzar a más de 10.000 al año. En s seis meses del año 2014, ha ganado 4,1 millones de fans en Facebook.
 
En sus comentarios públicos en línea, Coelho genera una sensación de intimidad sin revelar mucho más allá de su biografía o enredándose en los problemas de sus lectores. “Fui a la Iglesia y recé por ti y por mí” tuiteó recientemente, publicando una foto de una iglesia en la cima de una montaña. “Feliz cumpleaños a tu mamá” le dijo a un fan que le estaba dando una copia de Adulterio de regalo.
 
Últimamente ha intentado compartir más de su vida subiendo una serie de documentos personales y fotos —incluyendo su álbum de bebé y sus libretas de calificaciones de la infancia— a su sitio web de autor.
 
Nacido en Rio de Janeiro, hijo de un ingeniero, asistió a una estricta escuela jesuita, resistiéndose a lo que llamó “las constantes amenazas del infierno provenientes de las bocas de sacerdotes”.
 
Rebelde y determinado a llegar a ser escritor, Coelho indica que sus padres lo internaron en una institución mental tres veces empezando en su adolescencia. Recibió terapia electroconvulsiva y se escapó dos veces.
 
De joven, asistió brevemente a la escuela de derecho, viajó, probó las drogas y compuso canciones con el músico Raul Seixas. Coelho ha dicho que fue encarcelado y torturado por presuntas actividades subversivas en parte debido a la letra de sus canciones.
 
A los 30 años, dice, un encuentro místico con un hombre que llama J. lo llevó a recorrer el camino hacia Santiago de Compostela en España, en donde tuvo un renacimiento espiritual. Más adelante, a los 39 años, hizo su debut como escritor con la novela El peregrino.
 
El más reciente libro de Coelho narra la historia de una periodista casada cuya entrevista con un político suizo y ex novio entra en un territorio sugestivo.
 
Adulterio refleja el fervor del autor por las redes sociales. Primero, le gusta el título de una sola palabra ya que se presta bien para un hashtag. Aunque en el pasado ha acudido a sus fans para investigar los temas de sus libros, su última obra presenta un nuevo nivel de participación de los lectores. Coelho pidió a sus fans que han estado deprimidos compartir sus historias. “Se concede el anonimato, pero podría usar su texto sin citarlo. Esa es la condición”, escribió en su blog. En un día, recibió más de 1.000 emails. En lugar de historias de depresión clínica, dice que sus lectores describieron infidelidades que destruyeron relaciones significativas.
 
Intrigado por la idea de que los matrimonios se podrían haber salvado si ambos cónyuges hubieran superado la traición, Coelho cambió su enfoque al adulterio. En chats sobre infidelidad en Internet, fingió ser hombres y mujeres en relaciones adúlteras e ingresó en chats para ver lo que la gente le decía en términos de consejos, reacciones y conmiseración. Se inspiró en lo que llama sus “una o dos” infidelidades a principios de su relación con la pintora brasileña Christina Oiticica, su cuarta esposa.
 
Coelho crea casi todo el material que comparte en Internet, aunque sus editoriales y su personal en Barcelona lo apoyan con algunas tarjetas electrónicas (postales descargables con una o dos líneas de sus novelas con un fondo de nubes, corazones u otras imágenes inspiradoras de catálogo). También recibe ayuda de sus apasionados fans en partes del mundo en las que no habla el idioma.
 
Actualmente, está colocando su mirada en China. “¡Mil millones de personas!” exclama. Un fan chino llamado Yan Lu-Schömburg mantiene un blog en mandarín para Coelho y sus páginas en idiomas extranjeros en Facebook y Weibo, la versión china de Twitter.
 
Cuando escribe en línea, evita temas divisivos como la política global. Pero sus comentarios en entrevistas lo pueden atormentar.
 
En 2012, desestimó la novela Ulises de James Joyce, diciéndole a un periódico brasileño que el libro no era más que estilo y que toda la historia podía caber en un tuit. Su cita se hizo viral. En una entrada en el blog sobre libros del diario The Guardian, el crítico Stuart Kelly acribilló lo que calificó de la “nauseabunda sopa de egomanía y misticismo de charlatán” Coelho.
 
Estas críticas son comunes y Coelho no las toma a la ligera. Rastrea la dirección de computadora de sus observadores más duros. Incluso mantiene una lista negra para saber a quién rechazar si en algún momento le  piden un favor. “La gente”, dice, “le tiene un poco de miedo a mi venganza”.
 
Fuente: http://lat.wsj.com/articles/SB10001424052970204846804580098052340836536?tesla=y

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