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08Sep2014

Slow Fashion, una tendencia que se sostiene

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Hace ya algún tiempo que, cuando los medios hablan de tendencias en estilo de vida, incluyen entre ellas un movimiento denominado Slow que se ha convertido en una especie de “prefijo” que puede adherirse a casi todo: Slow food, Slow design, Slow life…  y, por supuesto también al tema que nos ocupa, Slow Fashion.
Por Mar Masulli     

 

Slow Fashion, Moda Sostenible

Slow Fashion, Moda Sostenible


 
Aplicado a la moda, este movimiento pretende que los consumidores empecemos a adquirir conciencia de la importancia económica, ecológica y social de la ropa que utilizamos. Existen varios personajes a nivel mundial que se vinculan con esta filosofía: modelos, actores  y actrices, diseñadores como Stella McCartney o Donna Karan.

La propuesta del movimiento Slow Fashion consiste en primar la ropa de calidad frente a la cantidad.  Cuando se habla de calidad, no se trata simplemente de durabilidad, sino de sostenibilidad y de respeto.

Para explicar en pocas palabras los conceptos clave,  he recurrido a artículos y entrevistas realizadas a autoras referentes como Mathilda Lee (editora en The Ecologist y autora del libro Eco Chic), Sass Brown (autora del libro Eco Fashion) y Kate Fletcher (autora de los libros Sustainable Fashion and Textiles: Design Journeys + Fashion and Sustainability: Design for Change), estas dos últimas recomendadas por Gema Gómez de Pablo fundadora de la plataforma Slow Fashion Spain.
 
La propuesta del movimiento Slow Fashion consiste en primar la ropa de calidad frente a la cantidad.  Cuando se habla de calidad, no se trata simplemente de durabilidad, sino de sostenibilidad y de respeto. Respeto  a quien hace una prenda, y respeto a quien la usa:

  •     Mediante el uso de tejidos orgánicos;
  •     Utilizando tintes naturales y evitando los que resultan tóxicos para la salud y para el medioambiente;
  •     Potenciando un sistema de contratación ética y transparente con condiciones laborales dignas y, por supuesto, sin empleo infantil;
  •     Preservando técnicas artesanales que representan la identidad y la tradición de determinadas zonas geográficas;
  •     Potenciando el desarrollo de economías locales y apoyando la confección proveniente de proyectos sociales.

 
España no es ajena a esta tendencia. Existen varias entidades, diseñadores y empresas de moda que han incorporado esta filosofía a sus proyectos: divulgadores y asesores como la ya mencionada Slow Fashion from Spain,  Fabrics for freedom (liderada por la reconocida diseñadora Sybilla y María Almazán) y BeCoolbeConscious (fundada por Anna Badia y Elena Salcedo). Marcas y diseñadores sostenibles como The IOU Project, Ananda Pascual, Issie Organics, Ecoology, Fox Fibre, Mille Collines por mencionar sólo algunos que ya se están posicionando a nivel nacional e internacional.
 
Grandes marcas están dando pasos en la misma dirección: se está potenciando cada vez más la utilización del algodón orgánico, se evita teñir tejidos con tintes nocivos –recordarán la campaña Detox  organizada por GreenPeace a nivel mundial que consiguió el compromiso de importantes firmas-, y por supuesto para incrementar el nivel de transparencia y responsabilidad en la cadena de suministro.
 
Ahora nos toca a nosotros, como consumidores, reflexionar sobre el impacto socioeconómico y medioambiental de nuestros hábitos y decisiones de compra.
 
Fuente: http://www.mujeresycia.com/index.php?x=nota/53563/1/slow-fashion-moda-sostenible
 
A propósito de este movimiento, Wikipedia afirma:
 
El término Slow Fashion fue acuñado por Kate Fletcher en el 2007 (Centre for Sustainable Fashion, UK).2 Slow Fashion no es una tendencia de temporada que viene y va como animal print, sino un movimiento de moda sostenible que está ganando impulso.
 
El movimiento de moda lenta se basa en los mismos principios que el movimiento de comida lenta (Slow Food Movement), como la alternativa a la ropa producida en masa (tcc, Fast-Fashion). Inicialmente, el movimiento de moda lenta procuró rechazar toda la ropa producida masivamente, refiriéndose sólo a ropa hecha a mano, pero se ha extendido para incluir muchas interpretaciones y es practicado en varias maneras.
 
Algunos ejemplos de prácticas de moda lenta incluyen:

  •     Oponerse y boicotear la moda producida masivamente (tcc Fast-Fashion o McFashion)
  •     Elegir productos artesanales para apoyar a los negocios pequeños, el comercio justo y las prendas hechas localmente.
  •     Comprar ropa de segunda o vintage y donar la ropa que ya no se quiere.
  •     Elegir ropa hecha con telas producidas sostenible y éticamente o recicladas.
  •     Elegir prendas de calidad que durarán más tiempo, trascienden las tendencias (un estilo “clásico”), y son reparables.
  •     Hacer la propia ropa – hacer, reparar, personalizar, alterar, y alargar el ciclo de la ropa propia -.
  •     Bajar el consumo de ropa: comprar menos prendas y con menor frecuencia.

 
El movimiento Slow Fashion es una representación unificada de todos los movimientos de moda sostenible, eco, verde, y ético. Promueve la educación acerca de la conexión e impacto de la industria de la ropa en el ambiente y el agotamiento de los recursos,  busca desacelerar la cadena de suministros para reducir el número de tendencias y temporadas, promover la producción de calidad y devolver un mayor valor a las prendas que remueva la imagen de desechable que tiene la moda.
 
Una frase crucial oída repetidamente en referencia a la moda lenta es “calidad sobre cantidad”. La frase es usada para resumir los principios básicos del desaceleramiento de la tasa de consumo de ropa por medio de la elección de prendas que duren más.

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